Después de la presentación acerca de qué se trataba esta sección, damos el puntapié inicial con una conocida historia de afuera del país (por si creían que todas estas cuestiones pasan solamente en Argentina).
La historia en cuestión se genera a partir de la disputa producida entre John Fogerty -foto-, cantante y compositor de la grandiosa banda Creedence Clearwater Revival, y su antiguo manager Saul Zaentz, dueño de la discográfica Fantasy Records que gracias a dicho paso grupo de ser una pequeña compañía independiente a ser uno de los grandes sellos musicales.
La historia en cuestión se genera a partir de la disputa producida entre John Fogerty -foto-, cantante y compositor de la grandiosa banda Creedence Clearwater Revival, y su antiguo manager Saul Zaentz, dueño de la discográfica Fantasy Records que gracias a dicho paso grupo de ser una pequeña compañía independiente a ser uno de los grandes sellos musicales.
¿Cómo lo logró? Resultó ser que el por entonces adolescente e inexperto John, allá por los comienzos de la banda, firmó un contrato en el cual no podía cantar por fuera de la compañía. En 1972, cuando decidió ser solista luego de la disolución del grupo, tuvo que recurrir a ciertas negociaciones con su ex discográfica, pero aquella vieja firma lo condenó, y para poder escapar de las garras tuvo que ceder los derechos de autor de todos los éxitos de su autoría grabados con Creedence.
Claro, a partir de entonces Fantasy Records no paró de editar compilados, llevándose todo el dinero de las regalías, agigantando su poder hasta llegar a tener en sus filas a grandes músicos, e incluso su director Zaentz se convirtió en productor cinematográfico de películas como “Amadeus” y “El Paciente inglés” (también tiene los derechos de “El señor de los Anillos” que adquirió en 1977, y por los cuales se llenó de guita cuando salieron las películas -foto-, demostrando que el tipo es bastante ligerito). Pero la cosa no quedó ahí, ya que cuando Fogerty editó su segundo disco solista en 1975 fue acusado por sus “antiguos dueños” de tener un sonido muy parecido a Creedence, y de ¡plagiarse a sí mismo!
El cantante ganó la disputa, pero se hartó de tanta mugre dentro del negocio musical y se retiró hasta 1985, año en que volvió con todo, editando una canción que se llamaba "Zanz kant danz" (luego cambiada a "Vanz kant danz"), donde tildaba de cerdo avaro al director de Fantasy y rezaba: “Zaentz no sabe bailar, pero se robará tu dinero”. Al tipo no le gustó y lo demandó una vez más por autoplagio: la canción solista llamada “The old man down the road” era acusada de ser “parecida” al antiguo tema de Creedence llamado “Run Through The Jungle”. Dos temas propios de Fogerty estaban en disputa, pero el caso Fogerty vs. Fogerty fue ganado una vez más por el cantante, quien se presentó con su guitarra en el juicio aludiendo que él toca de una forma y no puede cambiar la manera de hacerlo (en todo caso acá a muchos se los podría acusar de algo parecido). El ex Creedence no se quedó quieto y reclamó los costos del juicio en cuestión.
A partir de ahí, una vez más Fogerty desapareció de los grandes escenarios una vez más, e incluso en 1993 se negó a asistir a la ceremonia de inserción de Creedence en el Salón de la Fama para no cruzarse con sus ex compañeros Doug Clifford y Stu Cook (su hermano Tom Fogerty había fallecido en 1990), quienes respaldaron a Saul Zaentz en sus demandas y también giraron por el mundo cantando las canciones de su vieja banda bajo el nombre de Creedence Clearwater Revisited.
En 1997, John regresó a las pistas, sacó un disco con temas de Creedence y ya nadie se atrevió a colocarle piedras en el camino. Incluso en 2004 Zaentz vendió la compañía a Concord Music, y al año siguiente volvió el dúo Fogerty-Fantasy Records, pero ahora con todos los derechos de autor cobrados por el verdadero compositor, quien se lo mereció desde siempre.